El pasado martes 17 de Mayo de 2022, funcionarios de la Inteligencia de los Estados Unidos de América comparecieron en el congreso para compartir con los congresistas los informes y estadísticas recogidas en los últimos años entorno al fenómeno anteriormente conocido como OVNI (UFO), y que ahora prefieren denominar como UAP (Fenómeno aéreo no identificado).
En la sala Scott Bray, subdirector de inteligencia de la armada junto a Ronald Moultrie, del departamento de defensa. Aunque ya se había informado al Congreso en anteriores ocasiones sobre estos temas, es la primera vez en que una parte de la comparecencia ha sido a puerta abierta, no así una segunda parte que se realizó a puerta cerrada para acometer temas como las hipótesis sobre el origen del fenómeno o su posibilidad de defenderse, atacar o sentir la presencia de los observantes.
Desde principios del siglo veintiuno se constata un aumento significativo del número de avistamientos en áreas militares o estratégicas. Como bases de misiles táctico-nucleares, campos de entrenamiento, zonas de maniobras, centrales nucleares, etc..
Según el subdirector Bray los avistamientos han sido muy frecuentes y de manera continúa, lo que sin duda hace que resulten más inquietantes.
Sea cual sea el origen de estos fenómenos hay que reconocer que es comprensible el interés de las agencias de inteligencia en indagar lo máximo sobre el asunto.
Los últimos avances en tecnología y óptica han permitido a la armada y otras agencias documentar estos casos de manera más metódica. Por ejemplo, el uso de drones y las operaciones de scramble con aviones mucho más modernos permiten tomar imágenes y videos durante estos avistamientos, de forma nunca antes imaginada.
Las fuerzas armadas de Estados Unidos luchan, como antes tantos y tantos ufólogos, con el estigma del “que dirán”, que sufren los pilotos y les impedían durante años denunciar estos casos, por temor a burla u obstáculos en su carrera debido a estas confesiones.
Pero ahora quieren contabilizar todas y cada una de estas experiencias y por ello envían un mensaje a todo piloto: “Si ves algo, tienes que dar parte de ello”.
La comparecencia ha comenzado con el visionado de alguno de los vídeos reportados desde el inicio de esta nueva política de minuciosa recopilación. En uno de ellos se observa una especie de donut, posiblemente metálico que pasa frente a la carlinga de un avión. Es tan rápido su movimiento que les era difícil detener la proyección en los fotogramas adecuados. Sin embargo otro vídeo mostraba el avistamiento de un triángulo luminoso durante una gran cantidad de tiempo. Este último suceso, grabado ya hace años, fue explicado no hace mucho, cuando se detectó un segundo caso, y se determinó que era fruto de cierto efecto óptico creado por los rayos infrarrojos al atravesar las lentes de visión nocturna y ser recogidos por la cámara. Pero no todo tiene explicación, como confesó Bray.
Son casi 400 informes sobre UAPs los recopilados hasta el momento.
Ya el año pasado, debido a la presión de varios congresistas, sociedad civil e incluso algunos grupos de militares, la Dirección Nacional de inteligencia hizo público un esperado dossier donde admitían no poder dar explicación a 142 casos, documentados desde 2004 hasta la primavera del año pasado.
Explicar por qué los propios militares estarían presionando para hacer públicos estos fenómenos puede hacerse desde el propio punto de vista de los pilotos, que pueden poner en peligro sus propias vidas si tratan de evitar colisiones o son distraídos por estos objetos no identificados.
Desde el verano pasado se establecieron cinco categorías para recoger las diferentes tipologías de UAPs.
Categoría 1: Aves, vehículos particulares, desechos, globos meteorológicos.
Categoría 2: Fenómenos en la atmósfera, como cambios térmicos repentinos, cristales de hielo o humedad.
Categoría 3: Aparatos desarrollados por la propia Administración estadounidense o la potente industria de armamento.
Categoría 4: Estos mismos aparatos pero desarrollados por potencias adversarias como Rusia o China.
Categoría 5: Todo lo demás que carezca de explicación por el momento, como transiciones entre elementos sin aparente variación de velocidad o patrones irregulares en el vuelo.
Por su parte, Ronald Moultrie, del Departamento de Defensa, ha asegurado que intentan facilitar el esclarecimiento de estos fenómenos de forma metódica, estandarizada y lógica; mientras rinden cuenta de forma transparente y abierta al Congreso y al pueblo de los Estados Unidos de América.
Moultrie ha asegurado que los militares quieren conocer la verdad tras el fenómeno de los no identificados, tanto como el resto de la gente; aunque por el momento resulta evidente que no pueden hacerlo de manera satisfactoria para todos los casos recogidos en sus informes.
La sesión continuó a puerta cerrada para los detalles que pudieran afectar a su seguridad como país.